Cuando seleccionamos un principio activo cosmético, es común enfocarnos principalmente en la concentración del mismo, guiándonos a menudo por el dicho «ande o no ande, caballo grande», es decir, asumiendo que a mayor concentración, mayor efectividad. Sin embargo, aunque la concentración es un factor crucial a la hora de decidirnos por un producto, existen otros aspectos igualmente importantes que debemos considerar. Entre estos se incluyen el pH del producto, su estabilidad y las interacciones que pueden surgir entre diferentes activos cosméticos, además de otros factores que influyen en la selección final.
En la entrada de hoy de Cosmética Independiente, nos proponemos explorar estos factores con el objetivo de ayudarte a elegir el principio activo que mejor se adapte a tus necesidades. Este blog solo busca ofrecer una introducción al tema, por lo que siempre es recomendable consultar la opinión de un farmacéutico o dermatólogo antes de tomar una decisión definitiva sobre el producto.
Compatibilidad de pH
Asegurar que el pH del producto sea adecuado para el principio activo y seguro para la piel.
La eficacia de los ácidos alfa hidroxiácidos (AHA) en los productos cosméticos no solo se ve influenciada por la concentración del ácido, sino también de manera significativa por el pH de la formulación. En un ejemplo interesante que aprendí de Arturo Alba RENOVADORA ENVEJECIMIENTO E IMPERFECCIONES durante unas jornadas cosméticas, se demostró que un producto con un 5% de AHA en un entorno de pH muy ácido puede ser más efectivo que uno con un 20% de AHA a un pH neutro (pH 7). La razón de esto es que a un pH bajo, los AHA se mantienen en su forma ácida no disociada (mantienen en su forma original y no se han separado en partes más pequeñas) facilitando su penetración en la piel y mejorando su capacidad para exfoliar eficazmente las capas superiores de la epidermis.
Por otro lado, a un pH más alto, los AHA se encuentran más en su forma disociada (se separan en partes más pequeñas) lo que reduce su capacidad de penetrar en la piel y, por ende, disminuye su efectividad. A pesar de la mayor concentración, el producto con 20% de AHA a pH 7 no logra exfoliar tan profundamente como lo haría en condiciones más ácidas.
Este caso resalta la importancia de considerar el pH de la formulación al trabajar con principios activos como los AHA. Destaca que una mayor concentración no necesariamente implica una mayor efectividad. Un equilibrio adecuado entre el pH y la concentración del principio activo es crucial para maximizar los beneficios de los productos cosméticos y asegurar resultados óptimos para el usuario.
Estabilidad del ingrediente.
Los ingredientes deben mantener su integridad y no degradarse con el tiempo debido a la luz, el calor, o la exposición al aire.
La vitamina C pura requiere una formulación cuidadosa para asegurar su estabilidad. En presencia de luz o aire, se oxida rápidamente, cambiando de color hacia el marrón, lo cual indica que ha perdido efectividad y podría volverse irritante para la piel.
Para afrontar estos desafíos, Gema Herrerías en su producto gh 15 ANTIOX-C serum, optó por usar derivados más estables de la vitamina C, como el Ascorbato de Tetrahexildecilo. Este derivado, al ser liposoluble, se absorbe mejor en la piel y tiene menos probabilidades de degradarse bajo la influencia de la luz o el aire. Es ideal para formulaciones que buscan entregar beneficios antioxidantes y mejorar la luminosidad de la piel con una mayor estabilidad.
Además, la estabilidad de la vitamina C en los productos cosméticos puede ser incrementada mediante su almacenamiento en envases apropiados que minimicen su exposición a factores degradantes externos.
Interacciones entre ingredientes.
Evitar combinaciones que puedan inactivar los principios activos o causar irritación y alergias.
La combinación de ácido salicílico y vitamina C (ácido ascórbico) presenta un desafío en términos de formulación debido a las propiedades intrínsecas de ambos compuestos. El ácido salicílico, un beta hidroxiácido (BHA), favorece la exfoliación y mejora la textura de la piel al penetrar en los poros, y su eficacia se optimiza en un entorno de pH bajo, similar a la vitamina C. Sin embargo, el ácido salicílico puede alterar el pH de la formulación y competir con la vitamina C en la absorción cutánea, lo que podría reducir la estabilidad y la eficacia del ácido ascórbico.
Para contrarrestar estos efectos y asegurar que ambos ingredientes actúen de manera eficaz sin inactivarse mutuamente, La Roche Posay sérum Pure Vitamin C12 han ajustado cuidadosamente la concentración del ácido salicílico. Este enfoque permite que el ácido salicílico proporcione sus beneficios exfoliantes sin comprometer la integridad y la actividad antioxidante de la vitamina C. Este delicado equilibrio entre los ingredientes activos ayuda a mantener la funcionalidad de ambos compuestos, maximizando sus beneficios sin provocar irritación en la piel.
Tipo de vehículo.
Seleccionar la base adecuada (agua, aceite, emulsión, gel) que mejore la aplicación y absorción de los activos.
La mejor manera de explicar este factor es mediante el método sándwich, una técnica frecuentemente utilizada al comenzar a aplicar retinoides en la piel.
El método sándwich consiste en un enfoque de capas diseñado para mejorar la tolerancia de la piel a los retinoides, reduciendo la irritación y maximizando su efectividad. La primera capa es una base hidratante, como una emulsión o crema a base de agua, que prepara la piel y protege la barrera cutánea. A continuación, se aplica el retinoide sobre la piel hidratada, lo que permite una absorción más controlada y disminuye el riesgo de irritación. Finalmente, se aplica una capa oclusiva de crema más rica o bálsamo para sellar la hidratación y el retinoide, evitando la pérdida de humedad y optimizando las condiciones para que el activo actúe eficazmente durante la noche.
Este método es especialmente útil para quienes se inician en el uso de retinoides o tienen piel sensible, ya que permite una introducción progresiva de estos ingredientes activos. La combinación de productos y la secuencia en su aplicación logran moderar los efectos del retinoide, asegurando una absorción gradual y minimizando posibles reacciones adversas. Cada capa trabaja en conjunto para ofrecer un cuidado más suave y efectivo, adaptándose a las necesidades específicas de cada tipo de piel.
En conclusión, estos factores representan solo una pequeña muestra de los muchos elementos que influyen en la formulación de un producto cosmético. Es precisamente este arte de formular, similar al de un chef al combinar ingredientes en la cocina, lo que a menudo determina la efectividad de un producto y su capacidad para evitar efectos adversos en la piel.
Existen muchos otros factores importantes, como el uso de conservantes y estabilizadores, la evaluación de la irritabilidad y seguridad, las regulaciones legales, el impacto ambiental, el costo y la accesibilidad, entre otros. Sin embargo, estos aspectos son «harina de otro costal» que exploraremos en futuras entradas del blog.
Por ahora, espero que estos ejemplos hayan ayudado a comprender que la elección de un producto cosmético no debe basarse únicamente en la concentración de sus activos. Hay innumerables factores más que cada formulador tiene en cuenta y que guarda celosamente como su secreto profesional, asegurando que cada producto sea único, seguro y efectivo. ¡Nos vemos en la próxima entrada!
Farmacéutico, especialista en cosmética y técnico en ortopedia.
Vocal de Dermofarmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza.
Gerente en Farmacia Moreo.